Segunda crítica de las publicadas en Rocktails, y en este caso me ocupé del último disco de una de mis bandas favoritas, los Pez. El disco, llamado El Porvenir, no tuvo una crítica de las más favorables y eso sorprendió. ¡Hasta alguno incluso se enojó conmigo!
Pero bueno, todo no le puede gustar a todos. Igualmente verán que no es tan negativa la cosa.
Pez
El Porvenir (Azione Artigianale, 2009)
Quince años de carrera y diez discos editados después, los Pez de Ariel Minimal siguen pensando en El Porvenir. O al menos eso es lo que nos quiere dejar saber el título de su undécimo álbum, editado una vez más por su pujante sello propio Azione Artigianale (que además aloja talentos como Gabo, Flopa y Juan Ravioli) en este 2009 y que, fiel a los mandatos de Minimal, marca un cambio rotundo respecto al último material grabado por la banda (Los Orfebres, 2007).
Pero -lamentablemente- a diferencia de las otras oportunidades, el adagio "temporada de patos, temporada de conejos" con el que los Pez se refieren jocosamente a sus constantes cambios no los ha llevado por el camino más acertado. Y es que El Porvenir está muy lejos (si bien muy cerca en cuestiones genéricas) de glorias como Quemado, Frágilinvencible o el autotitulado Pez de 1998 (al que sin embargo busca emular) por varias razones. Por empezar, se trata de un disco carente de la clásica profundidad lírica del grupo (sintomatología que puede rastrearse incluso en Ese Impulso Superior, el disco que Minimal grabara en 2007 con Florencia Ruiz donde las letras no eran de lo mejor tampoco).
Esto hace que las letras no contagien, repitiéndose en temas remanidos o excesivamente juveniles y llegando incluso a contradicciones como la que puede verse en "Roma", una canción que habla de que "las canciones salvadoras (...) no se pautan en la radio" con un acompañamiento instrumental -justamente- apuntado sin sutilezas a la FM; o las reiteradas alusiones litúrgicas (en "Porvenir" cantan "hasta que un libro me habló y sentí un sol brillando en mi interior" y en "Volverán" claman por "los seres alados" e incluso citan casi textualmente a la Biblia cristiana: "no verá quien no quiera ver") que se contraponen con la visión anti-clerical de otrora que se puede rastrear desde 1994 (en Cabeza grabarían "Dios No Existe") hasta su último álbum (el doblete "¡Salvajes!"/"Hay Lo Que Hay"). Por supuesto, si sobre esto no hay explicaciones de la banda, restará entonces al oyente hacer su interpretación: lo que yo veo como clara contradicción (sobre todo por la ausencia de clarificación), otro lo verá como cambio de opinión. Ustedes sabrán.
Pero lo que sí es claro es que todo esto no podría notarse si no fuera por una gaffe fundamental: es que otros de los caballitos de batalla de Pez siempre fueron el impecable sonido y la cuidada mezcla. Pero en este caso desaciertan y mandan la contestataria voz de Minimal (siempre contagiosa, emotiva) bien al fondo en favor de las guitarras. Lo mismo pasa con el piano eléctrico y el bajo, lo que logra acentuar aún más el efecto antedicho: el disco no contagia. No se logra superar su endeblez desde varios flancos, debilidad que -como se ha dicho- posiblemente se aliviaría con un sonido bien planeado (como sucede en sus presentaciones en vivo, que aún son meritorias, eso sí). Y es una pena, realmente.
A ver, no me malentiendan: un regular disco de Pez es un buen disco de cualquier banda, y es por eso que hay momentos de vuelo como el blues alla Litto Nebbia "Alada" o el bien instrumentado "Volverán" que de alguna manera salvaguardan el álbum. Pero en líneas generales, uno no puede hacer más que esperar, justamente, que El Porvenir traiga nuevo material para Pez, uno que vuelva a los mejores tiempos. En sus palabras: "no es sólo para mí, también otros aquí estamos esperando tu presencia; algo que vivir" ("Alada"). Ya lo saben, muchachos.
[Publicado originalmente el 30 de mayo de 2009 en Rocktails.]
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