19 ene 2007

Joyas del under # 1: Valle De Muñecas

Es difícil, y mucho, hablar de Mariano Manza Esain. Principalmente, porque lamentablemente nadie lo conoce demasiado o entiende muy bien quién es este genio. Y cuando digo genio, realmente sé bien de lo que hablo. Es que desde hace más de diez años, Manza (apodo que como todos los sobrenombres inteligentes o exactos, ya define a su destinatario más que su propio nombre) viene haciendo cosas muy interesantes. Primero fue esa joyita mod de principios de los '90, el Martes Menta que capitaneó junto a su (ex?) inseparable Ariel Minimal. Después (como si aquello fuera poco) invirtió años de su carrera en silenciosa capitanía de otra gema perdida del under, los impresionantes Menos Que Cero. Y para peor el tipo, después de dedicarse a producir grandes discos de grandes bandas (no sólo Pez, pero sí principalmente), participó en el también delicioso proyecto Flopa Manza Minimal (escribiendo cosillas como "Dejadez"...). Bueno, ahora nos "ataca" (es un decir, más bien nos alegra) con su última invención, Valle De Muñecas. Claro, no decepciona.

Aunque el nombre del grupo nos remita al clásico clase B de Russ Meyer Beyond The Valley Of The Dolls, podemos decir con seguridad que no hay nada clase B en este proyecto. Hace ya cuatro años que Manza se unió, inteligentemente, a su ex compañero en Menos Que Cero Fernando Astone, añadió a su hermano Luciano y a Leandro De Cousandier (ex miembros de otra genialidad extraviada en la vorágine, Plaimobyl) y, aplicando un poco de todo lo aprendido en este extenso periplo rockero, se dedicó a una banda que lo definiera, lo mostrara tal cual es. Lo logró con Valle De Muñecas. Aquí hay Martes Menta, hay Flopa Manza Minimal, hay Menos Que Cero. Pero no desde los estilos, sino desde una definición: esta banda nos trae a un Manza puro, real, genial. Mucho le sirvió aquí, dice él, su experiencia en la producción, extensiva e inteligente.

Es que el sonido es hermoso, a la vez desolador y esperanzado. Las guitarras acústicas se entreveran amistosamente con esas distorsiones oscuras que pintan paisajes muy londinenses, pero también tan porteños como el dulce de leche. Esas son (parece) las dos influencias de Manza. Puede pintarte el sopor de una Inglaterra llena de lluvias, o la angustia de la Buenos Aires 5 a.m., cubierta de soledades y de un sol que teme asomarse. Hace intrínseca la idea de que la tristeza, el no poder volver pero tener que seguir, puede atacarte siempre, en cualquier lugar. Como pudieron hacerlo tipos como los mods o Cadícamo, ustedes elegirán.

Escuchando el (hasta ahora) único disco de Valle De Muñecas, el increíble Días De Suerte (2005), parece estar lloviendo siempre, y las letras, preciosas, poéticas hasta la médula, se adueñan del dolor de cualquiera haciéndolo propio. Pero Manza siempre fue lo suficientemente ducho en esto de representar a la perfección sensaciones de dolor, abandono, encierro, desolación impregnándolas de ese vaho de esperanza que te pinta un sol por entre la tormenta. Eso es lo que hace sus letras, sus canciones, tan válidas de escuchar, es lo que emociona (por no mencionar, claro, que su voz es tan inentendiblemente melodiosa que, desgañitándose de espera, no puede dejar de enamorar).

Parece (es) demasiado cruel que, después de lastimar tanto, sus canciones te terminen dejando con la idea de que siempre se puede seguir mirando para adelante. Es ahí cuando te das cuenta de lo genial que es Manza, y de cuán poco se lo tiene en cuenta. Es la magia del under, vio?

10 ene 2007

Armonía

Hacía rato que no se oía de él. Sin embargo, nadie podría decir que estaba perdido, o que no estaba trabajando. Es que si hay una característica conocida por la que el Señor (sí, así, con "S" mayúscula) Litto Nebbia se ha ganado fama es justamente ésa: su capacidad de, desde las sombras de la independencia musical, estar ahí. Siempre. Esquivos le han sido a Litto los caminos de las grandes multinacionales, pero eso no parece importarle: como no podía ser de otro modo, se enfrentó a la circunstancia y fundó Melopea Discos, un rincón indie desde donde edita gemas de ésas para pocos, amén de también producir sus propios trabajos discográficos (los que como es debido en un compositor prolífico como Litto, suelen abundar).

Esta última característica, sin embargo, es la que nos tenía "preocupados" a todos. Hacían exactamente cuatro años que Litto no publicaba un álbum de material nuevo, ocupado como estaba en difundirle al mundo las preciosas gemas de Melopea. En el año 2004, la mayoría volvió a recordar a Litto (en obvia clave nostálgica)
cuando hizo una estelar aparición en el disco solista de Ariel Minimal Un Hombre Solo No Puede Hacer Nada. Esta bonita página sería, entonces, el preludio de lo que a posteriori celebro en este post: el triunfal regreso a las bateas mayores del rock de un tipo que nunca debió haberse ido de ellas.

Y es que Nebbia volvió. Lo hizo, afortunadamente, de la mejor manera posible. Lejos de sus épocas eclécticas, llenas de músicos de conservatorio como César Franov, Bernardo Baraj, Domingo Cura o Fats Fernández, esta vez optó por su mejor cara: el rock, hecho y derecho. El rosarino juntó en un mismo grupo a dos de los mejores músicos que haya enlistado en los últimos años: el baterista Daniel Colombres (acreditado, entre otros discos, en Yendo De La Cama Al Living y El Amor Después Del Amor) y el joven y talentoso bajista Federico Boaglio. Unan a ésto la decisiva participación de Ariel Minimal en la guitarra y tendrán como resultado la nueva agrupación de Litto: La Luz.

Por qué es decisiva la participación de Minimal en La Luz? Bueno, las evidencias se demuestran más que claramente en el primer registro discográfico de la banda, el genial Danza Del Corazón (2005): no sólo aporta su talento en las seis cuerdas y una prodigiosa voz para los coros, sino también motiva a Nebbia a que vuelva a la guitarra,
vicio que tenía olvidado en favor del piano. Esto resultó, a su vez, en la conclusión de un ambicioso proyecto con pronta fecha de publicación: el disco doble + DVD No Sé Si Entendiste, Nena, donde Litto consigue al fin plasmar su homenaje al blues. Hay un par de anticipos en Danza Del Corazón que nos hacen esperar mucho de este material: caso símbolo es la apertura del álbum, el "Blues Del Día".

Litto, por suerte volviste. Para alegrarnos la vida a todos con preciosas gemas beatlescas como "¡Qué Mujer!" (donde, reconozco, la armonía de Los Súper Ratones tiene mucho que ver), hacernos pensar con la excelsamente armada "Canción Del Bosque" (rebosante de delicadeza), en fin... Para recordarnos que no hace falta hacerse notar para estar. Sencillamente alcanza con mostrar vitalidad y originalidad, manifestarse a favor de la unicidad y del propio camino. Como bien lo dice el propio Nebbia en otra de las beldades de su última producción, "Armonía (Es Lo Que Necesito)",
"lo que el mundo necesita es armonía". Y ahí está el rosarino, listo para brindársela a quien la quiera escuchar.