10 oct 2007

Rescatando a... Pavement

Kannberg, Nastanovich, Malkmus, West e Ibold.

En los convulsionados años '90 hubo una banda cuyo legado sería mucho más duradero que el de coetáneos con mucha más atención como Nirvana o Pearl Jam. Esa banda se formó en los albores de aquella década en la ciudad de Stockton, California y se llamó Pavement.

Inicialmente Pavement era en realidad un proyecto de estudio entre los factótums de la idea, los guitarristas, cantantes y compositores Stephen Malkmus y Scott Spiral Stairs Kannberg. Desde sus inicios en 1989 grabaron varios EPs con un sonido característico, muy lo-fi y que entremezclaba un sensible gusto por la melodía pop con guitarras abrasivas e ideas experimentales; hasta que en 1991 registran un material en forma de larga duración al que bautizan Slanted & Enchanted (algo así como Sesgado Y Encantado).

El mismo circula por casi un año entre esas verdaderas ciudades que son los campus universitarios, siendo muy preferido por los disc-jockeys de las radios de esos lugares y llamando virulentamente la atención de críticos musicales. Este es otro mérito de Pavement, haber sido pioneros en el movimiento del rock estadounidense de los '90: el college rock o rock universitario. De hecho, fueron una de las primeras bandas en ganar notoriedad desde la independencia nativa a ese movimiento.

Y ahí está otro motivo por el cual Pavement, pese a ser poco reconocida, es de lo más importante que le haya pasado al rock en los últimos veinte años: bandas como ellos, y sellos como Matador Records (que los catapultó), alzaron una bandera que fue ganando más y más preponderancia y notoriedad como propaladora de artistas a lo largo de los años y los países: el indie, padre del archifamoso indie rock. Con su propuesta única y rebosante de creatividad supieron mostrarle al mundo que no siempre lo que lanzan las grandes disqueras es lo que importa.

Volvamos, entonces, a revisar su historia. En 1992 Slanted & Enchanted fue oficialmente editado por Matador y, con él, nació la aplanadora Pavement: en cuestión de un par de años editan más y más discos, uno mejor que el anterior y todos clásicos del rock. Crooked Rain, Crooked Rain sale en 1994; Wowee Zowee en 1995 y Brighten The Corners en 1997. En estos álbumes, Pavement muestra una notoria capacidad para escribir y tocar tonadas incuestionablemente pop pero con un gancho rockero.

Guitarras filosas, un fino sentido del humor, buenas armonías vocales y una melodía a prueba de balas ya eran marcas registradas del por entonces quinteto: Mark Ibold se había sumado en bajo, Steve West en batería y Bob Nastanovich en percusión. La suma de miembros les permitió expandir su experimentación hacia dispares géneros y estilos que demostraron las irrevocables aptitudes y actitudes de la banda, una vocación por el cambio y la superación muy loables y siempre bien logrados.

Pese a que la masividad siempre les fue esquiva, gozaron de una popularidad y un prestigio enormes hasta su separación en 1999 (antes habían lanzado su canto del cisne, Terror Twilight). Tanto es así que desde el fin del grupo se han lanzado varias impecables reediciones de sus LPs con decenas de agregados de canciones inéditas y no tanto. Ah! Porque también, amén de todo esto, eran sumamente prolíficos.

Recientemente Scott Kannberg tiró que tal vez se reúnan para su vigésimo aniversario, en 2009. En épocas de vueltas a diestra y siniestra, crucemos los dedos y mientras esperamos, disfrutemos:


El absolutamente hermoso "Silence Kid", tema que abría el segundo larga duración de Pavement, Crooked Rain, Crooked Rain (1994). Pequeño botón de muestra de una genialidad poco reconocida.