El viernes sentí que me agradecían, cuando en realidad yo debía ser el agradecido. Es que cuando Ariel Minimal soltó ese "gracias por venir, en serio" con la misma intensidad con la que segundos antes había terminado de entonar el clásico de Manal "Una Casa Con Diez Pinos" pude darme cuenta de que los que nos sentíamos gratificados de estar ahí éramos los que integrábamos el público que llenó el ND/Ateneo, en ocasión de la presentación del noveno disco de Pez, la agrupación que nos convoca. Hoy se llama el álbum, la excusa para otra sublime demostración de talento perenne por parte del cuarteto emblema del under porteño.
La diferencia principal estuvo en la idea con la que los Pez subieron al escenario bien pasadas las 21 horas que se anunciaban como horario de inicio del show. Lejos quedó aquel quinteto explosivo de Folklore ('04), y aún más allá en el tiempo esas expresiones de trío rabioso de discazos como Frágilinvencible ('00) o Quemado ('96). El grupo, ya afincado como banda (pese a la notoria preponderancia de Minimal con respecto a sus compañeros), ahora propone una estructura de canción sin barroquismos, nada de complejas estructuras de sintetizadores ni sonoras distorsiones. Prefieren la musicalidad de lo simple, combinado esto a un mensaje positivo y de esperanza. Les ha llegado la madurez a los Pez, pero no ya desde lo musical sino donde más importa: en lo humano.
Es que tanto Ariel Minimal como el baterista Franco Salvador son recientes padres. Eso parece reflejar a las claras Hoy: mensaje positivo, de aprendizaje, y por ende de enseñanza. En grandes canciones como esa excitante chacarera-rock "La Sin Nombre" o la hermosamente instrumentada "El Viaje" (con la que cerraron) Pez parece intentar enseñar un mensaje, que se refleja en la canción ya citada: la historia es el viaje / no hay ningún apuro por llegar. La búsqueda de la tan ansiada calma, la llegada de algo mejor, parece haber repercutido en el cuarteto. Un ejemplo claro es Minimal. Recién comenzado el show, uno de sus pedales de efectos dejó de funcionar. "Se me cagó un pedal, loco. Y de los importados", acotó, circunstanciado. Y uno, asiduo concurrente a los shows de Pez, no pudo dejar de preguntarse: volvió el gordo malaonda que dijera a su público "cállense, putos"?
Pero no. Segundos después, y solucionado el problema, optó por gesticular ampulosamente, lo que fue recibido con risas y una ovación unánime. Y así, durante todo el espectáculo. Bordeando una faceta (desconocida en él) de showman, se lo vio de un ánimo excelente, feliz con sus canciones, sus hermanos de sal (como llamó a sus compañeros de banda en una canción de su reciente disco solista) y, claro, con su público. Lo mismo todos los músicos, que parecían deleitarse con el hecho de mechar, cada tanto, un clásico de ésos poco interpretados en vivo. Así, pasaron canciones que este Pez casi nunca ha interpretado: "El Desengaño" (la canción ausente en el vivo Para Las Almas Sensibles), "El Mar De Algún Lugar", "Serena"... Todo esto matizando la presentación de su nuevo material, el que tocaron íntegro. Incluyendo el estreno mundial "Melodías Sanadoras" que, tal cual anunció el bajista Fósforo, "nunca lo tocamos en vivo".
Es que ése fue otro de los factores clave a la hora de analizar este show: el violento cambio de lista de canciones que aconteció tras la decisión del grupo de presentar Hoy y armar un setlist acorde. Acertada decisión que nos permitió apreciar a un Pez aceitadamente coordinado, con un sonido impecable (esa sana costumbre de privilegiar calidad por sobre volumen...) y con espacio para ciertas improvisaciones de altísimo vuelo. La sinergía de esta máquina parece estar en un punto de ebullición, y todo lo que intentan les sale: si no, cómo explicar esa rarísima versión del original de Flopa Manza Minimal "La Voz Del Viento" con Minimal (autor de la canción) en teclados y el pianista Pepo Limeres al mando de una melódica? Aquel que se haya guiado por el directo Para Las Almas Sensibles se sorprendería: Pez es otro Pez. Uno más reposado, inteligente, delicado. Pero no menos incendiario ni rockero.
Eso lo evidencian las siempre efectivas "El Cantor" y "Haciendo Real El Sueño Imposible" con las que cerraron el show, pero también un par de alegatos de Minimal, sorpresivos pero no por ello menos impactantes o claros. Uno de ellos tuvo un destinatario clarísimo, y explicable. Se trató de la radio del puro rock nacional, cuando se despachó con un "es una Megagarcha". Y luego, un mensaje que seguramente infirió a su situación actual: "desconfíen de todo lo medianamente organizado. Prefieran lo espontáneo, que aunque caótico, sincero". Es que la injusticia ataca de muchas maneras. Una de ellas es que una banda como Pez, con más de diez años de comprobada excelencia y trayectoria, no tenga la difusión que merece. De allí la ubicuidad matizada con resentimiento de Minimal, un trabajador que no logra la recompensa que merece, pero que pese a todo sabe (y enseña) que a veces las melodías pueden ser sanadoras.
La diferencia principal estuvo en la idea con la que los Pez subieron al escenario bien pasadas las 21 horas que se anunciaban como horario de inicio del show. Lejos quedó aquel quinteto explosivo de Folklore ('04), y aún más allá en el tiempo esas expresiones de trío rabioso de discazos como Frágilinvencible ('00) o Quemado ('96). El grupo, ya afincado como banda (pese a la notoria preponderancia de Minimal con respecto a sus compañeros), ahora propone una estructura de canción sin barroquismos, nada de complejas estructuras de sintetizadores ni sonoras distorsiones. Prefieren la musicalidad de lo simple, combinado esto a un mensaje positivo y de esperanza. Les ha llegado la madurez a los Pez, pero no ya desde lo musical sino donde más importa: en lo humano.
Es que tanto Ariel Minimal como el baterista Franco Salvador son recientes padres. Eso parece reflejar a las claras Hoy: mensaje positivo, de aprendizaje, y por ende de enseñanza. En grandes canciones como esa excitante chacarera-rock "La Sin Nombre" o la hermosamente instrumentada "El Viaje" (con la que cerraron) Pez parece intentar enseñar un mensaje, que se refleja en la canción ya citada: la historia es el viaje / no hay ningún apuro por llegar. La búsqueda de la tan ansiada calma, la llegada de algo mejor, parece haber repercutido en el cuarteto. Un ejemplo claro es Minimal. Recién comenzado el show, uno de sus pedales de efectos dejó de funcionar. "Se me cagó un pedal, loco. Y de los importados", acotó, circunstanciado. Y uno, asiduo concurrente a los shows de Pez, no pudo dejar de preguntarse: volvió el gordo malaonda que dijera a su público "cállense, putos"?
Pero no. Segundos después, y solucionado el problema, optó por gesticular ampulosamente, lo que fue recibido con risas y una ovación unánime. Y así, durante todo el espectáculo. Bordeando una faceta (desconocida en él) de showman, se lo vio de un ánimo excelente, feliz con sus canciones, sus hermanos de sal (como llamó a sus compañeros de banda en una canción de su reciente disco solista) y, claro, con su público. Lo mismo todos los músicos, que parecían deleitarse con el hecho de mechar, cada tanto, un clásico de ésos poco interpretados en vivo. Así, pasaron canciones que este Pez casi nunca ha interpretado: "El Desengaño" (la canción ausente en el vivo Para Las Almas Sensibles), "El Mar De Algún Lugar", "Serena"... Todo esto matizando la presentación de su nuevo material, el que tocaron íntegro. Incluyendo el estreno mundial "Melodías Sanadoras" que, tal cual anunció el bajista Fósforo, "nunca lo tocamos en vivo".
Es que ése fue otro de los factores clave a la hora de analizar este show: el violento cambio de lista de canciones que aconteció tras la decisión del grupo de presentar Hoy y armar un setlist acorde. Acertada decisión que nos permitió apreciar a un Pez aceitadamente coordinado, con un sonido impecable (esa sana costumbre de privilegiar calidad por sobre volumen...) y con espacio para ciertas improvisaciones de altísimo vuelo. La sinergía de esta máquina parece estar en un punto de ebullición, y todo lo que intentan les sale: si no, cómo explicar esa rarísima versión del original de Flopa Manza Minimal "La Voz Del Viento" con Minimal (autor de la canción) en teclados y el pianista Pepo Limeres al mando de una melódica? Aquel que se haya guiado por el directo Para Las Almas Sensibles se sorprendería: Pez es otro Pez. Uno más reposado, inteligente, delicado. Pero no menos incendiario ni rockero.
Eso lo evidencian las siempre efectivas "El Cantor" y "Haciendo Real El Sueño Imposible" con las que cerraron el show, pero también un par de alegatos de Minimal, sorpresivos pero no por ello menos impactantes o claros. Uno de ellos tuvo un destinatario clarísimo, y explicable. Se trató de la radio del puro rock nacional, cuando se despachó con un "es una Megagarcha". Y luego, un mensaje que seguramente infirió a su situación actual: "desconfíen de todo lo medianamente organizado. Prefieran lo espontáneo, que aunque caótico, sincero". Es que la injusticia ataca de muchas maneras. Una de ellas es que una banda como Pez, con más de diez años de comprobada excelencia y trayectoria, no tenga la difusión que merece. De allí la ubicuidad matizada con resentimiento de Minimal, un trabajador que no logra la recompensa que merece, pero que pese a todo sabe (y enseña) que a veces las melodías pueden ser sanadoras.
1 comentario:
Pez es genial, cantan con el alma y te llenan de energía. Es como que te entienden.
De verdad, son increíbles.
un abrazo!
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