
Aunque el nombre del grupo nos remita al clásico clase B de Russ Meyer Beyond The Valley Of The Dolls, podemos decir con seguridad que no hay nada clase B en este proyecto. Hace ya cuatro años que Manza se unió, inteligentemente, a su ex compañero en Menos Que Cero Fernando Astone, añadió a su hermano Luciano y a Leandro De Cousandier (ex miembros de otra genialidad extraviada en la vorágine, Plaimobyl) y, aplicando un poco de todo lo aprendido en este extenso periplo rockero, se dedicó a una banda que lo definiera, lo mostrara tal cual es. Lo logró con Valle De Muñecas. Aquí hay Martes Menta, hay Flopa Manza Minimal, hay Menos Que Cero. Pero no desde los estilos, sino desde una definición: esta banda nos trae a un Manza puro, real, genial. Mucho le sirvió aquí, dice él, su experiencia en la producción, extensiva e inteligente.
Es que el sonido es hermoso, a la vez desolador y esperanzado. Las guitarras acústicas se entreveran amistosamente con esas distorsiones oscuras que pintan paisajes muy londinenses, pero también tan porteños como el dulce de leche. Esas son (parece) las dos influencias de Manza. Puede pintarte el sopor de una Inglaterra llena de lluvias, o la angustia de la Buenos Aires 5 a.m., cubierta de soledades y de un sol que teme asomarse. Hace intrínseca la idea de que la tristeza, el no poder volver pero tener que seguir, puede atacarte siempre, en cualquier lugar. Como pudieron hacerlo tipos como los mods o Cadícamo, ustedes elegirán.
Escuchando el (hasta ahora) único disco de Valle De Muñecas, el increíble Días De Suerte (2005), parece estar lloviendo siempre, y las letras, preciosas, poéticas hasta la médula, se adueñan del dolor de cualquiera haciéndolo propio. Pero Manza siempre fue lo suficientemente ducho en esto de representar a la perfección sensaciones de dolor, abandono, encierro, desolación impregnándolas de ese vaho de esperanza que te pinta un sol por entre la tormenta. Eso es lo que hace sus letras, sus canciones, tan válidas de escuchar, es lo que emociona (por no mencionar, claro, que su voz es tan inentendiblemente melodiosa que, desgañitándose de espera, no puede dejar de enamorar).
Parece (es) demasiado cruel que, después de lastimar tanto, sus canciones te terminen dejando con la idea de que siempre se puede seguir mirando para adelante. Es ahí cuando te das cuenta de lo genial que es Manza, y de cuán poco se lo tiene en cuenta. Es la magia del under, vio?
3 comentarios:
¿Te llegó mi comentario anterior? De cualquier manera, te leo, me gusta cómo escribís, y repito el chiste que la vez anterior no salió: de la Rolling Stone no te van a llamar nunca, tenés demasiado criterio.
Un abrazo.
SIMPLEMENTE ME GUSTA VALLE D MUÑECAS ..
ES LA SATISFACCION D ESCUCHAR BUENA MUSICA
Que hermosa, exacta y atinada descripcion de la obra de Mariano Esain, al que considerio uno de los mas frescos er inmnovadores creativos del rock nacional... pero bueno, creo que en esto de no ser tenido en cuenta es el su gran temor, son sus propios miedos dispuestos siempre a jugarles una mala pasada con en menos que cero, fmm... yo lo unico que espero es que vdm perdure... gracias.
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